“Los cuadros son eso: activadores, generadores,
mpulsores, motores” Hugo Chávez Frías
mpulsores, motores” Hugo Chávez Frías
A solo un mes de haber realizado la Plenaria Nacional del III Congreso de nuestro Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), nos convocamos nuevamente para abordar un tema de trascendental importancia para cualquier proceso revolucionario y organización política: la formación de los cuadros de la Revolución.
Inicié esta ponencia con dos frases relacionadas con el propósito que hoy nos ocupa, pronunciadas, con una diferencia de 47 años entre ellas (1962 y 2009), por dos líderes indiscutibles de las revoluciones en nuestro continente y el mundo, por dos ejemplos de vida, por dos modelos de lo que creo debe ser un cuadro revolucionario: los comandantes Hugo Chávez y Ernesto Che Guevara.
Porque, en toda revolución, y hablamos de la nuestra en particular, los temas del fortalecimiento de la conciencia del deber social en la masa, la formación y la política de cuadros, deben ser tareas fundamentales del partido y se relacionan directamente con “elevar la conciencia revolucionaria de la masa, organizarla y formarla para la lucha por la conquista del poder, elevar su nivel de conciencia filosófica, política, ideológica, moral y organizativa para lograr la transformación de patrones de representatividad en patrones de democracia participativa y protagónica. Significa formar al pueblo para el ejercicio del poder en las funciones de planificación, elaboración de presupuestos, toma de decisiones, ejecución y control orientados por valores socialistas. Asimismo significa, en lo ideológico, asumir el Socialismo Bolivariano como nuestro mayor ideal de sociedad, de modelo político y de Estado” (Libro Rojo del PSUV).
Así, pues, la función de vanguardia del PSUV, aprovecho para reiterarlo una vez más, es eminentemente ideológica y su batalla tiene lugar, ante todo, en el plano de las ideas. Por lo tanto, debemos continuar consolidando al PSUV como el partido de masas que ya es, y generar los cuadros que necesita la construcción del socialismo; que promuevan el trabajo voluntario, la transformación del sistema de relaciones humanas para la creación de la sociedad nueva.
¿Cómo avanzar en ese reto que tenemos por delante?
En primer lugar, tal y como lo señalaba el líder eterno de la Revolución Bolivariana en uno de sus discursos del año 2006, debe ser trabajando en la tarea de, “ayudar todos los días al nacimiento de la conciencia cuando no la haya, y al fortalecimiento de la conciencia cuando ya exista”. Para eso, es necesario que el PSUV se forje como ese partido-movimiento que genere excelentes cuadros, cuadros de vanguardia. Ya en el discurso de clausura del Primer Congreso Extraordinario de nuestro Partido, el Comandante Chávez dijo: “Uno de los trabajos más intensos a los que debemos dedicarnos, insisto en esto, es la captación y la formación de cuadros (…).
Para tener éxito en la construcción del Socialismo Bolivariano, nuestra Revolución debe desarrollar una lucha sin cuartel “contra la alienación de la conciencia social y por la construcción de una conciencia revolucionaria; luchar contra la dominación y opresión política y por transformar la política en un modo para la vivencia plena, digna y gratificante; luchar por hacer de la democracia un espacio para la participación y el protagonismo popular, y luchar contra la explotación del trabajo ajeno y por la humanización del trabajo” (Libro Rojo PSUV).
Y continúa Chávez, desde las bases programáticas del PSUV “la garantía de la refundación de la República, la transformación revolucionaria de la sociedad venezolana y la construcción de un estado de derecho y de justicia social, radica en la construcción de una nueva ciencia basada en la verdad, una nueva ética basada en la justicia y un nuevo arte basado en la belleza, íntimamente relacionados e implicados entre sí, es decir, que solo lo verdadero y justo puede ser bello, solo lo bello y justo puede ser verdadero, y solo lo bello y verdadero puede ser justo, como fundamento de la emergencia de una nueva subjetividad profundamente humana, sabia y prudente, que habrá de forjarse al calor de la lucha de clases y la derrota de las ideas y las costumbres burguesas, oligárquicas e imperialistas. Se trata de derrocar el viejo régimen no solo en los hechos sino también en las ideas, las costumbres y los valores…”.
En ese camino de construcción de nuestro socialismo, en esta etapa de transición, como la catalogó el propio Comandante Chávez, “inventamos o erramos”, porque, estimadas y estimados compatriotas, como se plantea en el ya citado Libro Rojo, “el Socialismo Bolivariano por el que lucha nuestro Partido, será original, propio, creativo y con un profundo sentido colectivista del ejercicio del poder, que busca construir una superestructura que sirva de soporte al modelo económico socialista…”. El Socialismo Bolivariano responde a la praxis creadora, al libre ejercicio de la voluntad y los anhelos del pueblo venezolano.
Ubicados en esa ruta, conscientes de hacia dónde marchamos y de los retos que tenemos por delante, en esa necesaria e imprescindible imbricación Revolución-pueblo-cuadro; y después de haber reconocido la necesidad de la transformación de la conciencia a nivel de nuestro pueblo, les propongo ir a un escalón superior y preguntarnos entonces:
¿Qué es un cuadro revolucionario?
Aquí recurro al Comandante Che Guevara cuando escribió “el cuadro es pieza maestra del motor ideológico que es la organización de la Revolución” (El Cuadro, columna vertebral de la Revolución). Con esta frase el Che expresa la importancia vital que tiene el cuadro en el proceso revolucionario. Es la pieza maestra del partido o el medio donde dirige, comprometido con la educación, la organización y la dirección de las masas.
Y continúa el Che Guevara: “Un cuadro es un individuo que ha alcanzado el suficiente desarrollo político como para poder interpretar las grandes directivas emanadas del poder central, hacerlas suyas y transmitirlas como orientación a las masas, percibiendo además las manifestaciones que ésta haga de sus deseos y sus motivaciones más íntimas. Es un individuo de disciplina ideológica y administrativa, que conoce y practica el centralismo democrático y sabe valorar las contradicciones existentes en el método para aprovechar al máximo sus múltiples facetas; que sabe practicar en la producción el principio de la discusión colectiva y decisión y responsabilidad únicas, cuya fidelidad está probada y cuyo valor físico y moral se ha desarrollado al compás de su desarrollo ideológico, de tal manera que está dispuesto siempre a afrontar cualquier debate y a responder hasta con su vida de la buena marcha de la Revolución. Es, además, un individuo con capacidad de análisis propio, lo que le permite tomar las decisiones necesarias y practicar la iniciativa creadora de modo que no choque con la disciplina”.
En el mismo ensayo, el Che afirma: “Los cuadros revolucionarios deben ser entonces, los elementos más conscientes. Son el mecanismo que permite a la organización estar ligada orgánicamente al pueblo, representar sus intereses fundamentales y mantener la selectividad organizativa necesaria para ejercer una dirección política de calidad; manteniendo los criterios de excelencia teórica necesarios para cumplir su función de vanguardia en la práctica revolucionaria”.
“En todos los lugares, la función del cuadro, a pesar de ocupar frentes distintos, es la misma (…), es lo que pudiéramos llamar un tornillo dinámico del motor ideológico del partido; tornillo en cuanto a pieza funcional que asegura su correcto funcionamiento, dinámico en cuanto a que no es un simple trasmisor hacia arriba o hacia abajo de lemas o demandas, sino un creador que ayudará al desarrollo de las masas y a la información de los dirigentes, sirviendo de punto de contacto con aquellas. Tiene una importante misión de vigilancia para que no se liquide el gran espíritu de la Revolución, para que ésta no duerma, no disminuya su ritmo. Es un lugar sensible; transmite lo que viene de la masa y le infunde lo que orienta el Partido”.
Igualmente, nos dice el Comandante Eterno Hugo Chávez Frías: “Un cuadro de vanguardia debe ser un buen poseedor de las más altas virtudes socialistas, humanistas, y de los más altos conocimientos que se van adquiriendo a través del estudio y la praxis, y de la dialéctica de todos estos temas, de los temas internacionales, nacionales y locales”.
Los cuadros son pues, las y los militantes más capaces y estructurados política e ideológicamente, con posibilidades de mayor desarrollo futuro.
Además de esta amplia definición, podemos preguntarnos:
¿Qué cualidades debe poseer un cuadro de nuestra Revolución Bolivariana y Chavista?
Pienso sinceramente, que el cuadro revolucionario debe cumplir, en primer lugar, las condiciones del o la militante del PSUV, incluidas en nuestros estatutos y que son:
Toda y todo militante del PSUV es socialista, bolivariano, antiimperialista, anticapitalista, internacionalista, humanista, ambientalista y feminista; y (…) por tanto, es militante de los sueños y las esperanzas de las grandes mayorías y guía su conducta por los siguientes valores: la ética y la moral socialista; la formación y la autoformación socialista; la disciplina consciente basada en la crítica y autocrítica; la práctica de la solidaridad y el amor; la conciencia del deber social y la lucha contra la corrupción y el burocratismo.
Pero el cuadro chavista, debe además poseer cualidades adicionales, las cuales debemos cultivar y desarrollar. Me permito enumerar algunas de ellas:
- Ser ejemplo de vida. Demostrar con el propio ejemplo las verdades y consignas de la Revolución Socialista. El cuadro, como dirigente político, debe ganarse el respeto del pueblo con su acción. Es importante que cuente con la consideración y el cariño de las y los camaradas a quienes debe guiar por los caminos de vanguardia. Demostrar en la práctica que no es dogmático ni sectario.
- Valorar el trabajo como una necesidad natural, no como una obligación a cumplir. El trabajo no debe ser para el cuadro una obligación penosa sino sentirlo realmente como un acto creativo.
- Espíritu de sacrificio. Nadie imagine que el Socialismo Bolivariano, ni ninguna otra Revolución, se construye sin grandes sacrificios.
- Austeridad, sencillez, modestia, dignidad, honradez. “La revolución se hace a través del hombre, pero el hombre tiene que forjar día a día su espíritu revolucionario”. (Guevara, “El socialismo y el hombre en Cuba”).
- Luchador constante contra la mentira, el engaño; la demagogia. Un cuadro no debe realizar falsas promesas o crear expectativas en el pueblo que no se correspondan con las posibilidades reales y las orientaciones recibidas.
- Combatiente contra la apatía, la indolencia, el pesimismo, el hipercriticismo y el derrotismo.
- Sensibilidad humana. “Las y los socialistas de Venezuela siempre estaremos al lado del oprimido y buscando justicia para que ejerza el derecho a una vida vital digna, plena y gratificante” (Código de Ética de las y los militantes del PSUV).
- Estar en continuo y permanente contacto con las masas. Hay que estar en las comunidades, tener la percepción de todos sus latidos y saber trasmitir y explicar cada orientación, cada decisión política; en fin, estar con el pueblo, sudar con el pueblo, caminar con el pueblo, sentir sus dolores, sus amores, sus alegrías, sus anhelos. Como nos enseñó Chávez, estar junto al pueblo trabajando para que, reconociéndole su poder, se construya lo estratégico de la revolución: el Socialismo Bolivariano.
- Estudiar y capacitarse constantemente, reafirmando que la formación es permanente, en pensamiento y acción.
- Ser capaz de aplicar el principio de discusión colectiva y la responsabilidad de la decisión única, individual. El verdadero cuadro debe desarrollar debates colectivos, pero estar consciente de la responsabilidad de la decisión y de la responsabilidad única. Los cuadros son como los capitanes del barco que en ese momento están conduciendo. Hay que aprender a trabajar colectivamente, pero con un concepto de dirección. Esta actuación debe estar despojada de voluntarismo, vanidad, improvisación, injusticia, mediocridad profesional, o al servicio de intereses propios o de amistades. Hay que combatir la vanagloria, la autosuficiencia, el engreimiento, la intolerancia y la insensibilidad, rasgos incompatibles con el ejercicio de la autoridad revolucionaria.
*I Parte de la ponencia Aproximación a un enfoque chavista sobre la formación de cuadros revolucionarios, presentada en el I Taller del Sistema de Formación Socialista del PSUV, el 29 de agosto de 2014, en Caracas.